Maestría en Comunicación y Tecnologías Educativas
Nombre: Juan Manuel Fernández Moreno
Tutora: Luz María Garay Cruz
Sede: ILCE-Puente
Grupo: 01
Sesión: 3
Conciencia ética y plagio académico en las TIC
Resumen
El texto aborda lo que es el plagio académico y sus implicaciones; un ejercicio crítico (personal) sobre el actuar como profesionista y alumno de un posgrado; una reflexión sobre normar el ejercicio académico y profesional para la producción de textos e investigaciones de carácter científico y una reflexión sobre la educación que promueva una conciencia ética para las TIC.
Introducción
La realidad social de México, ahora inserta en el contexto mundial de principios de milenio, tiene como principal hilo conductor un proceso de “permanencia-cambio” que obliga a nuestro país a formar parte de un grupo de sociedades donde las transformaciones impactan lo económico, político, tecnológico, cultural y hasta lo ecológico. Y es gracias al avance tecnológico de las comunicaciones que se conoce de manera instantánea el diario acontecer y se genera una creciente concientización de la interdependencia que existe entre las naciones.
Con base en este proceso de permanecer y cambiar, en todo el mundo se estructuran sociedades complejas y la “complejidad” ciñe nuestra actual realidad, la cual se presenta plural y entrelazada como una red con muchos cabos. Hoy, nada es simple ni está en un solo sentido y tampoco responde a una única causa y con ello el mundo se sumerge en una multiplicidad de informaciones, razones e hipótesis.
En esa diversidad “religada”, el ser humano se coloca en la disyuntiva de vivir sin sentido o sin (re)plantearse la trascendencia individual y colectiva. Por lo que sería importante que toda persona (independientemente de su condición social, racial, religiosa…) se pensara como un ser plural y en permanente cambio para que diera lugar a la comprensión de todo aquello que lo rodea. Comprensión que se establecería como “una condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad”, (Morin, 1999, p. 1).
Ante este panorama, ¿cuál sería uno de los principales compromisos educativos?, ¿cómo vislumbrar un futuro educativo basado en las TIC?, ¿qué acciones concretas se necesitan hoy para ayudar en la formación de una conciencia ética con perspectivas tecnológicas en las nuevas generaciones?, ¿cómo promover una conciencia ética en la formación de académicos, investigadores y (futuros) profesionistas?
¿Pienso… luego plagio?
Para comenzar a responder a los cuestionamientos planteados en la introducción, comenzaré por explicar mi interés en el tema del plagio intelectual, el cual surge a raíz de mi experiencia como periodista, comunicólogo y docente. Y es precisamente en este último rol profesionista donde me he enfrentado con esta problemática y en específico con el plagio académico.
Como miembro de una comunidad académica (UNAM) me encuentro inmerso en esa diversidad de realidades que son los estudiantes, nuevas generaciones de cibernautas que aprenden y se relacionan con base en el acceso a las TIC y día con día me encuentro con trabajos escolares que inciden e insisten en el hurto y apropiación de ideas ajenas sin ofrecer el respectivo crédito.
Pero antes de hablar de los estudiantes, investigadores o compañeros de trabajo, prefiero hacer un ejercicio crítico en lo personal ya que en algunas ocasiones yo mismo suelo caer en la práctica del plagio de ideas ajenas ya que no cito de manera adecuada las fuentes y que no necesariamente se debe a querer anotar ideas mías, pero que han sido tomadas de otras autores y que cuando leo, en la mayoría de los casos, no anoto los datos pertinentes como autor/es, títulos, pies de imprenta, fechas de registro o direcciones electrónicas... y al momento de redactar, no encuentro ni los libros ni los datos que posiblemente anoté.
Así mismo, la falta de disciplina para tener un fichero ordenado y al día o un registro adecuado en una base de datos en la computadora, es la causa principal por la que se plagia la información. Por lo cual, considero que Héctor Cerezo (2006) tiene razón en cuanto a que se recortan y pegan “muchas ideas de otros autores ya sea parafraseando, copiando algunas frases o, incluso, párrafos enteros, sin citar nunca la fuente”, (p. 3). De cualquier modo, deberé evitar el plagio y la solución es sencilla: es imprescindible aprender a citar de manera adecuada y establecer un código de ética para la investigación académica.
La definición… o la importancia de pensar en el plagio
Y a todo esto, ¿qué es plagio académico?, ¿por qué es importante reflexionar sobre los valores que norman la actividad académica, así como sobre la producción de textos en este ámbito?, ¿cómo promover una ética o normatividad en el ejercicio académico y profesional para la producción de textos académicos?, ¿como alumno de un posgrado, cumplo con la ética en la investigación y/o producción de textos académicos?
La reflexión se plantea ardua, pero comenzaré por explicar que el hurto de ideas ajenas es un acto de “deshonestidad intelectual” (Rojas, 1992) consigo mismo y con los demás, el cual se convierte en una costumbre y puede pasar inadvertido. Lo “normal” sería que no existiera dicha acción; lo “normal” sería que no se ejerciera como una costumbre. Lo normal debería ser que tuviéramos consciencia de dicha (des)honestidad.
Sin embargo, en los términos de producción de investigaciones y textos académicos ¿cómo sé o estoy consciente de que no plagio las ideas de los demás?, ¿cómo identifico o aprendo a identificar esa “mala costumbre”?
En primer lugar, considero que se requiere de un cambio en las estrategias de aprendizaje personales, lo cual incidiría en el hecho de no tomar ideas sin acreditar su autoría; pensar y establecer una serie de valores que me ayudaran a normar el acto de investigar, de leer y de redactar. En segundo lugar, considero que esto que aprendo y aplico también debería de evaluarlo y fomentarlo con mis alumnos, compañeros de clase en el posgrado, en el trabajo y en la familia para su debate y posterior consenso, para que “otros puedan alcanzar razonablemente las mismas conclusiones que el escritor del texto sin necesidad de minar el núcleo de la academia” (Cerezo, p. 3).
En suma, el plagio se entiende como “la acción de hacer pasar como propias aquellas ideas o textos que pensaron otros y que fueron transmitidos por ellos”, sea de manera escrita, oral o por algún otro mecanismo de comunicación, (Cerezo, p. 1). Por lo tanto, una investigación o texto académico requiere de normas, de ética para tener siempre presente el respeto a las ideas o al trabajo de los demás.
Con las ideas expuestas hasta aquí, se pretende resaltar la importancia de reflexionar sobre el plagio académico y quienes lo llevan a cabo; es decir, que “los investigadores o quienes aspiran a serlo, reconozcan la importancia de mantener la honestidad intelectual en el trabajo científico”, (Rojas, 1992); lo que llevaría a ser rigurosamente honestos en el momento de la investigación académica.
La recomendación… o cómo no seguir un consejo
Siempre que se ofrece un consejo, se requiere de tener algún tipo de autoridad, la cual se obtiene por medios institucionales o porque alguien la ha delegado de manera formal o informal; sin embargo, aquí no se cuenta con dicha autoridad, salvo la autorización que he obtenido con base en la reflexión hecha en este trabajo y me atreveré a sugerir de manera responsable algunas ideas y acciones generales encaminadas a mejorar la elaboración de investigaciones y textos académicos:
* Informar al alumno, investigador y/o académico en general sobre lo que es el plagio académico
* Explicar las implicaciones éticas, jurídicas y sociales de llevar a cabo un plagio académico
* Reflexionar sobre la importancia de los valores que norman la actividad académica, así como la producción de investigaciones y textos en este ámbito
* Elaborar un registro de la información obtenida de acuerdo con los criterios de notación científica requeridos por la institución o comunidad académica a la que se pertenezca, (en el caso del CECTE-ILCE, será el estilo APA)
* Aprender a dar crédito a las ideas originales y de otros autores
* Aprender a redactar y referenciar la sección que fue tomada directamente de la fuente; es decir, saber si se deberán entrecomillar las oraciones o no
* Aprender a elaborar paráfrasis y resúmenes
* Aprender y practicar para llegar a una gramática y sintaxis de calidad
* Aprender a distinguir las diversas fuentes de información (bibliográficas, hemerográficas, electrónicas y de otro tipo) para citarlas de manera adecuada
* Establecer estrategias para identificar información confiable de la que no es, aprender a referenciar y a elaborar la lista de referencias
Hasta aquí, se ha procurado llegar a la comprensión de lo que es el plagio académico y sus implicaciones; un ejercicio crítico (personal) sobre el actuar como profesionista y alumno de un posgrado en cuanto si cumplo o no con ética en la producción de textos académicos; así como sugerir una reflexión sobre normar el ejercicio académico y profesional para la producción de textos e investigaciones de carácter científico.
A manera de conclusión: la educación para una conciencia ética
Las buenas intenciones no bastan; por ello se precisa plantear algunas propuestas desde la educación para las nuevas generaciones que conviven y aprenden desde las TIC y que conformarán los futuros cuadros de académicos, investigadores y profesionistas.
Por lo que se está de acuerdo con Edgar Morin (1999) en que “la comprensión hacia los demás necesita la conciencia de la complejidad humana”, (p. 5). En este sentido, la educación, como parte del tejido social, deberá comprender el:
…el debate argumentado, de las reglas necesarias para la discusión, de la toma de conciencia de las necesidades y de los procesos de comprensión del pensamiento de los demás, de la escucha y del respeto de las voces minoritarias y marginadas. Así el aprendizaje de la comprensión debe tener un papel fundamental en el aprendizaje democrático, (Morin, p. 12).
Es decir, la educación tendría la finalidad de procurar y promover un ser humano en un proceso continuo de “permanencia y cambio”, “complejo” y que lo lleve a reflexionar continuamente sobre sus condiciones para el diálogo; de reconocimiento del otro y de un uso ético de las TIC. En consecuencia, se permearía a todos los campos del actuar humano y, en nuestro caso, al aspecto académico y de investigación, regulando las conductas en busca de “la comprensión y mejoramiento de la condición humana” (ILCE-CECTE, 2008).
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Fuentes de información bibliográfica
Galbán, Sara, (Agosto, 2008). Apuntes en telesesión 3. México: Ilce.
“Guía breve para la preparación de un trabajo de investigación según el manual de estilo de publicaciones de la American psychological association (a.p.a.)”. (2008). México: Ilce.
Morin, Edgar, (1999). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, (prólogo, capítulos 6 y 7); Correo de la UNESCO.
Rojas Soriano, Raúl, (1992). “Formación de investigadores educativos”, México: Plaza y Valdés.
Fuentes de información electrónica
Cerezo Huerta, Héctor, (2006). “Aspectos éticos del plagio académico de los estudiantes universitarios”. Elementos, ciencia y cultura. Núm. 61, Vol. 13, p. 31. Recuperado el 11 de abril de 2008, de:
http://www.elementos.buap.mx/num61/htm/31.htm
Peñuela V., L. (2005). “La transdisciplinariedad. Más allá de los conceptos, la dialéctica”; en Andamios, Año 1, núm. 2, pp. 43-77, México: UACM. Recuperado el 20 de agosto de 2008, de
www.uacm.edu.mx/andamios/num2/andamios_num_2.pdf
Fuentes electrónicas sugeridas sobre el tema del ciber-plagio:
Comas, Rubén & Sureda, Jaume, (2007), “Ciber-plagio académico. Una aproximación al estado de los conocimientos”; en Revista Textos de la CiberSociedad, 10. Recuperado el 28 de agosto de 2008, de
http://www.cibersociedad.net/textos/articulo.php?art=121
Hazard, Adams & Leroy, Searle (eds.), (1969). “¿What is an author?”, (fragmento) en Critical theory since 1965. Florida State UP: Tallahassee, 1966 (138/148). Recuperado el 29 de agosto de 2008, de
http://caosmosis.acracia.net/wp2pdf/texto_de_caosmosis.pdf